A escasos metros del estadio del Molinón en Gijón ya es posible disfrutar de una nueva estatua, que se une a la que ya había hace unos años de Manolo Preciado. En esta ocasión se trata de una fiel estatua de "El Brujo", uno de los mejores jugadores que ha tenido el Sporting de Gijón a lo largo de la historia.

La estatua de Quini en Gijón 

Una estatua de Quini de gran calidad, con n gran lujo de detalles, a tamaño real y que se encuentra en un lugar privilegiado junto a estadio gijonés, muy cerca de las taquillas y la tienda del Sporting de Gijón, en una zona lateral del parque de Isabel la Católica. 

La Camiseta de Quini 

Además, si quieres poder tener una Camiseta de Quini  en diferentes colores, ahora puedes conseguirla en el anterior enlace; una camiseta conmemorativa de uno de los iconos del sportinguismo, uno de los jugadores que ha marcado un hito en la historia del equipo asturiano y del catalán, durante su etapa baulgrana.

Con esta estatua de Quini se acondiciona una zona que hasta hace poco estaba prácticamente poco utilizada, y que ahora es una parada obligada para muchos sportinguistas que desean poder hacerse una foto junto a la estatua a tamaño real de Enrique Castro Quini, y que en cada jornada en que el Sporting de Gijón juega en casa, hay cola para poder hacerse una foto junto a El Brujo. 

Un club histórico como el Real Sporting de Gijón, que siempre ha tenido un gran peso, ya no solo en la región, sino también en toda España, y que ha contado con una larga historia que motiva a que sea uno de los clubs más conocidas y referentes del fútbol español. Bufandas al cielo del Real Sporting de Gijón 

Bufandas al cielo del Real Sporting de Gijón 

Bufandas del Sporting de Gijón 

La historia de un club como el Sporting se compone de muchas pequeñas historias. Detrás del abrazo que sigue al gol, del portero que tiembla antes del penalti o del técnico que ficha al jugador equivocado, suele haber una persona oculta que va más allá del propio fútbol. 

Como la del niño Anselmo López, su fundador, que a principios del siglo pasado dirigió los primeros entrenamientos de un equipo de amigos que ni siquiera tenía nombre en la playa de San Lorenzo; como la de Perico Pena, elegante zaguero que protagonizó el romance gijonés más sonado de los años cuarenta; como la del capitán Pepe Ortiz, que en 1961 tiró literalmente una moneda al aire por el descenso a tercera división; también la de Quini, volada a la portería norte de El Molinón para su remate más inolvidable; o la de un Sporting secreto, casi clandestino, que juega con su mismo escudo y su misma camiseta en una ciudad a seis mil kilómetros de Gijón.